BY NELSON A. DENIS
Cuando un puertorriqueño gana el Powerball, es el momento de invocar la segunda enmienda y cargar nuestras armas. Ese es el mensaje que dieron a entender algunos en Estados Unidos cuando se llevaron el Powerball de $ 564 millones el 11 de febrero 2015 y uno de los tres boletos ganadores fue vendido en Ponce, Puerto Rico. Casi de inmediato, se reporto una ola nacional de tweets ofensivos hacia los puertorriqueños, que pronto se transmitiría en NBC News, Buzzfeed y The Daily Mail, por nombrar unos pocos.
Aquí algunos de los tweets ofensivos dirigidos a mi gente:
«Alguien en Puerto Rico se llevó el Powerball… Ellos ni hablan inglés, hermano».
«Si Puerto Rico es demasiado bueno para ser estado, ello no merecen ganar nuestro Powerball».
«Quién caraj… dejó que #PuertoRico jugara #Powerball?».
“ Ellos (los boricuas) se convirtieron en parte de América?».
«¿Puerto Rico ganó el Powerball? Gracias, Obama”.
«¿Desde cuándo podrías ganar un premio mayor de Powerball en Puerto Rico? No utilizan el Euro como moneda? «
Hay otros tweets que fueron escritos con un lenguaje demasiado ofensivo como para postearlos aquí.
Quiero dejar claro, la legalidad del Powerball en Puerto Rico es incuestionable: la isla es un territorio de Estados Unidos y sus habitantes son ciudadanos estadounidenses (quieran o no). Pero el ánimo detrás de estos tweets particularmente los que no muestro en el blog, indica un malentendido fundamental de la relación entre Puerto Rico y los EE.UU.
Voy a tratar de corregir eso.
Puerto Rico fue “liberado” de España en 1898 por los EE.UU. Más tarde ese mismo año, el huracán San Ciriaco destruyó miles de granjas en la isla y la cosecha de café de todo el año. De los 50 millones de libras sólo cinco millones fueron salvados.
La ayuda a las víctimas del huracán era extraña. El gobierno de Estados Unidos envió dinero. En cambio, al año siguiente se prohibió la moneda puertorriqueña y devaluó el peso de la isla, cuyo valor internacional era igual al dólar estadounidense, a valer sólo sesenta centavos americanos. Cada puertorriqueño perdió el 40% de su dinero de la noche a la mañana.
En 1901, los Estados Unidos aprobó la ley de Hollander, que elevó los impuestos de todos los agricultores en Puerto Rico.
Con impuestos más altos, la agricultura resulto lesionada, y un 40% menos efectivo, los agricultores tuvieron que pedir dinero prestado a los bancos de Estados Unidos. Pero sin restricciones de la ley contra la usura, las tasas de interés eran tan altas que dentro de una década, los agricultores dejaron de pagar sus préstamos y los bancos embargaron sus tierras.
Los Estados Unidos, que en ese entonces pasaba por una revolución industrial, se dirigió a diversificar la cosecha en isla (café, tabaco, azúcar y frutas) en una economía estable en la industria lechera.
Para 1930, todas las explotaciones azucareras de Puerto Rico pertenecían a 41 sindicatos. 80% de ellos eran propiedad de Estados Unidos y los cuatro mayores sindicatos – Central Guánica, South Puerto Rico, Fajardo Sugar y East Puerto Rico Sugar – eran enteramente propiedad estadounidense y los cultivos cubrían la mitad de la isla.
Sin dinero, cultivos o tierras, los puertorriqueños buscaron trabajo en las ciudades. Cuando la Legislatura de Puerto Rico aprobó una ley de salario mínimo como el de Estados Unidos, la Corte Suprema de Estados Unidos lo declaró inconstitucional. Se llegó a esta decisión a pesar del presidente de la AFL Samuel Gompers’ testimonio que «los salarios pagados a los puertorriqueños eran ahora menos del 50% de lo que recibían de los españoles.»
Para empeorar las cosas, los productos hechos en EE.UU. desde las bandas de goma a la radio – tenía un precio 15% a 20% más alto en la isla que en el continente. Una vez más, Puerto Rico se veía impotente en promulgar leyes de fijación de precios.
Hoy en día, las agencias federales estadounidenses controlan las relaciones exteriores de Puerto Rico, las aduanas, inmigración, sistema postal, radio, televisión, transporte, seguridad social, militares, leyes marítimas, bancos, comercio, moneda y defensa.
Estados Unidos le dio la ciudadanía a los puertorriqueños. Pese a la oposición de la legislatura de puertorriqueña, fueron declarados ciudadanos de Estados Unidos en 1917, justo a tiempo para el reclutamiento militar en la I Guerra Mundial.
Durante décadas, el grado de control militar sobre la isla fue particularmente sorprendente. Nadie podía conducir cinco millas en cualquier dirección sin toparse con una base del militar, planta nuclear o estación de radares. El Pentágono controla el 13% de tierras de Puerto Rico y había operado cinco bases de misiles atómicos.
La isla de Vieques, después de 62 años de incesante bombardeo, se parecía más aun asteroide que una isla. Desde 1984 hasta 1998, más de 1.300 4.200 aviones y buques de guerra utilizaban la isla para prácticas de tiro y golpeaban con 80 millones de libras de explosivos. En 1998 solo 23.000 bombas fueron lanzadas sobre Vieques.
En el 2014, el Congreso estadounidense finalmente reconoció el Regimiento 65 de infantería también conocido como los BORINQUENEERS – por su servicio en todos los conflictos de Estados Unidos desde la primera guerra mundial. En Corea, Vietnam e Irak, este servicio significó desproporcionadamente con altas bajas y muertes de puertorriqueños, puesto que los Borinqueneers con frecuencia y a veces maliciosamente se le asignaban a las líneas del frente de guerra. Los Borinqueneers recibieron la medalla de oro del Congreso por la sangre que derramaron, mientras defendían a los Estados Unidos.
Por lo tanto es evidente que cuando un puertorriqueño se pegue en el Powerball, esa persona no tiene que avergonzarse. No es un ganador de lotería de segunda… o un ciudadano de segunda clase.
Es igualmente claro que el sistema de educación pública de Estados Unidos tiene algunas fallas graves, cuando una nación malinterpreta tan tristemente a 8 millones de sus propios ciudadanos.


Hoy 27 de julio de 2015 es que me entero de esto que sucedió en nuestra isla que conste tengo un bachillerato en ciencias políticas.Me agradaría que le pudieran enviar esta columna a Jay Fonseca para escuchar sus comentarios a ver si le echa la culpa a García Padilla o al P.I.P
Manny,
Esta traducción esta fenómena! Un millón de gracias. Hay que dar ejemplo.
–Nelson
Saludos Nelson,
Un placer colaborar.